La educación superior en el mundo: Una mirada al 2030 y más allá. Por Enrique E. Batista, director académico de C4TA.

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El mundo, y la educación en general, pasan por una variedad amplia de amenazas, que cubren la supervivencia de las especies en el planeta hasta la existencia misma de las universidades y de los modelos educativos vigentes.

Organizada por la UNESCO, entre el 18 y el 20 de mayo de 2022, se llevó a cabo en Barcelona, España, la «Tercera Conferencia Mundial de Educación Superior – WHEC2022», la cual contó con la participación, entre otros, de miembros de gobiernos, empresas, ONG internacionales, gigantes tecnológicos y directivos de instituciones de educación superior de todo el mundo. Para tal evento, la UNESCO presentó un documento de trabajo titulado «Más allá de los Límites: Nuevas formas de reinventar la educación superior», que el lector lo puede obtener aquí: https://rb.gy/cci6f7.

Una intención central del evento fue la de contribuir a mejorar la  educación superior en el mundo frente a nuevas e interconectadas amenazas globales como: la muy frágil paz mundial con conflictos armados que hacen que vivamos en un mundo cada vez más inseguro; los riesgos incrementados que producen el acelerado calentamiento global; las disparidades de ingresos entre las naciones; el declive general de la democracia y de la libertad mundial; las amenazas sobre la vida en el planeta debido a virus emergentes que, como el COVID – 19, pueden generar pandemias que afecten economías, agraven condiciones ambientales, amplíen la pobreza, la desigualdad, el desempleo, el hambre y el acceso desigual a una educación de calidad y al conocimiento.

A las anteriores amenazas se agregan las restricciones presupuestales crecientes de las instituciones de educación superior, con los enfoques cambiantes e inciertos de financiación; la reducción en el número de alumnos, y las bajas tasas de retención. Se resalta la creciente tendencia hacia la gratuidad (o «matrícula cero») en la educación superior y los modelos para enfatizar la empleabilidad, la diversidad, la inclusión y el equilibrio (tantas veces pregonado) entre la formación y el aprendizaje en el campus y en los ambientes propiamente laborales.

Se resalta en el documento de trabajo de la UNESCO el papel cada vez más importante que desempeñan las tecnologías digitales para facilitar la formación de redes que pueden poner en común, recursos y conocimientos para colaborar en la ejecución de actividades conjuntas de enseñanza e investigación. A estos avances en el campo digital se agregan el surgimiento de los cursos masivos abiertos en línea -MOOC y las micro credenciales, ambos como opciones disruptivas alternativas para adquirir conocimientos, desarrollar habilidades creativas y adquirir formación para trabajos o empleos mucho mejor remunerados que las opciones tradicionales.

El Covid-19 impactó a mediano y largo plazo los aprendizajes, con efectos duraderos en la provisión del talento especializado que se requerirá, en el futuro cercano, en los ambientes laborales de muy alta tecnología, de los cuales dependen las perspectivas de progreso para miles y miles de jóvenes y adultos, especialmente entre los más marginados y excluidos.  Esta crisis sanitaria mundial, como se ha dicho y escrito con reiteración, también ha afectado la economía y estabilidad de muchas universidades, las que han enfrentado el reto de transformación de los procesos formativos para incorporar herramientas informáticas en sus procesos académicos y administrativos, la educación en línea o virtual y variadas formas de flexibilidad en estrategias pedagógicas y en la certificación de logros y habilidades.

En su visión sobre la educación, la UNESCO precisa que la dinámica institucional de las instituciones de educación superior debe guiarse por una agenda social más amplia, con implicaciones que las lleven a no ser ajenas o a ignorar los abrumadores problemas que vivimos como son la desigualdad, la sostenibilidad, la violación a los derechos humanos, la diversidad cultural, la protección de la libertad de expresión y de investigación, la igualdad de géneros, la garantía de la diversidad de perspectivas teóricas en cada programa, o las políticas relativas para no empobrecer o despreciar valores culturales importantes en los campos artísticos, deportivos éticos y humanísticos. Así, reafirma la UNESCO su postura frente a la educación superior al considerarla como parte integrante del derecho general a la educación y a toda ella como un bien público.

En su documento planteó la UNESCO seis principios para configurar el futuro de la educación superior, los cuales se observan en la figura siguiente:

 

Fuente: UNESCO. https://rb.gy/cci6f7.

El concepto de equidad en el acceso a la educación superior no puede considerarse una cuestión de segundo orden; la inclusión, además de promover el pluralismo, es un imperioso compromiso de justicia social. La libertad académica está bajo presión creciente en muchos países. La indagación, el pensamiento crítico y la creatividad son funciones esenciales de las instituciones de educación superior, como lo son la búsqueda libre del conocimiento fidedigno y la formación en los valores y comportamientos éticos para promover la honestidad, la tolerancia, la responsabilidad social, la solidaridad y el compromiso con la sostenibilidad del planeta. Así mismo, la excelencia académica debe fundamentarse más en la colaboración que en la competencia entre instituciones.

Reinventar la educación superior exige, según la UNESCO, superar el supuesto insostenible de que ella: «es un paso en una escalera que viene inmediatamente después de la educación secundaria…. Los programas de certificación coexisten no sólo con los estudios estructurados que conducen a un título académico. No hay razón para considerar estos programas como complementarios. Son una forma clave para abordar las necesidades educativas de los adultos en diferentes etapas de su vida personal y profesional». En este contexto, es imperativo superar la visión jerárquica de las ocupaciones y de los tipos de instituciones que, entre otras exclusiones, establece que algunas disciplinas académicas son más valiosas que otras. Es precio pasar del modelo industrial de escolarización al enriquecimiento de experiencias de aprendizaje flexibles, pedagógicamente y tecnológicamente enriquecidas con opciones de experiencias y aprendizajes previos, recalca la UNESCO.

Las tecnologías disruptivas de la presente revolución industrial, dada una adecuada formación para su incorporación creativa por los profesores, como la inteligencia artificial, la analítica de datos, las plataformas colaborativas, el internet de las cosas y Big Data pueden emplearse con indudable provecho para mejorar los aprendizajes y abrir espacios transformadores como el que se conoce hoy como «humanidades digitales».

En las consideraciones para navegar hacia 2030 y más allá, el documento de la UNESCO enfatiza que corresponde a las instituciones de educación superior contribuir a eliminar todas las expresiones de destrucción y violencia natural o social, afinar la ética humana, impulsar el respeto por la diversidad y el pluralismo, garantizar la sostenibilidad, la equidad y la paz en el mundo. Los gobiernos asignarán importancia a la ratificación de los acuerdos alcanzados en convenciones globales y regionales, y apoyarán las propuestas de   movilidad y de cooperación virtual de miembros de las comunidades académicas, reconociendo «que   el futuro será una mezcla híbrida de movilidad física y virtual».

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